Narra: Pedro Ípamo Jiménez.
Los días de carnaval son sagrados, son tres días. Tres días de festividad tiene el carnaval, y esos días, según dicen nuestros antepasados, especialmente el domingo de carnaval, es cuando todos los seres vivos de la naturaleza también se alegran. Por eso, para el ser humano, andar así solo, en esos días, es muy peligroso porque puede encontrarse con las fuerzas de la naturaleza y puede morir. Ese es el peligro del carnaval, porque todos los seres vivientes que existen en la naturaleza también se alegran, celebran el carnaval. Bailan, hasta inclusive beben también como los seres humanos, ese es el peligro que tiene la fiesta del Carnaval.
Por eso es que se prohibe al ser humano andar solo en los días de la fiesta, y si anda lo pueden matar.
Dice que una vez, allá en la zona donde vivimos, justo para el día del carnaval, mi abuela escuchó la fiesta que hacen los Jichis. Escuchó la música. ¿No ve que la fiesta del carnaval empieza desde el mediodía del día domingo? Entonces, a partir del mediodía ya la gente empieza a alegrarse. Ese día mi abuela estaba sola en su chaco, y justo cerca del chaco había un cerro muy grande. Dice que en ese cerro se escuchaban las cajas, las flautas, el bombo, como si estuvieran así, como si fueran seres humanos, así como nosotros, ellos estaban bailando, divirtiéndose a esa hora. Por eso está comprobado que todos los vivientes de la naturaleza se alegran. Entonces, decía mi abuela:
— Yo esperaba que hubieran salido de ahí, bailando, porque bien se escuchaba, nítidamente, el bombo, la flauta y las cajas.
Los Jichis se llevan el alma de las personas a los cerros. Parece que el cerro es un lugar especial, poco sabemos de eso. La gente que va al cerro no vuelve pues, ya a contar así, de verdad. Pero sabemos sí, que allá van.
Según dicen, los Jichis se llevan a la gente con el propósito de que sean mozos, allá los Dueños los convierten en sus esclavos. Dicen que en el cerro hay ganadería, todos esos animales que se ven por la naturaleza, animales silvestres, allá están y cada animal, cada especie de animal tiene un pastor, su cuidante o mayordomo. Cada especie tiene su mayordomo: el tatú tiene su mayordomo, la urina tiene su mayordomo, las antas tienen su mayordomo. Los mayordomos los cuidan, los pastorean una vez que salen del corral, cuando aparecen en la tierra, cuando se encuentran con los cazadores. Para eso se llevan a la gente, cuando encantan a alguien, se llevan su espíritu. Las personas encantadas se convierten en mayordomos o cuidadores de los animales.
El que cuida el ganado es Nabakiiruca.