Diversos estudios han comprobado que esta especie, una de las más grandes entre los delfines de rio, es única y endémica de los ríos de Beni, Santa Cruz, Pando y Cochabamba, llegando a pesar hasta 200 kg y medir entre 1,80 y 2,8 metros. Aunque no se encuentra en extinción sí es una especie amenazada especialmente por la degradación y desequilibrio de su habitat con la contaminación de los ríos, el cambio climático y la pesca indiscriminada.
Ambientes, condiciones vitales y costumbres. a) El guacamayo, conocido vulgarmente con el nombre de “paraba”, es un ave que pertenece al orden prensoras, b) Se encuentra en la zona tórrida de nuestra hoya amazónica, sobre todo, en los Departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando, c) También se halla una de las variedades en las Provincias Iturralde y Chapare, d) Esencialmente arborícola: vive trepando de una a otra rama y apareado en parajes determina-dos del bosque ribereño, e) Cuando advierte la presencia de seres extraños, prorrumpe en estrepitosa algarabía y toma vuelo simultáneo formando bandadas numerosas para posarse en las copas de otros árboles, f) El área de dispersión rebasa las fronteras del Perú y el Brasil.
Estructura orgánica, caracteres, adaptación al género de vida. Entre la crecida familia de los loros, la paraba es una de las aves “prensoras” de mayor tamaño y vistoso colorido. Mide de largo, incluyendo las dos prolongadas timoneras, alrededor de 85 cms., alcanzando hasta 90 cms. de envergadura. Los colores vivos alternan, en el cuerpo, en un armonioso conjunto de rojo, azul, amarillo y verde. Tiene todos los sentidos uniformemente desarrollados. Posee una lengua gruesa, carnosa y muy movible, que le facilita imitar la voz y aprender -en estado de cautividad- a hablar inconscientemente. La mandíbula superior concluye en pico ancho y fuerte por la base, puntiagudo y encorvado por el extremo que cubre a la inferior que es más corta y terminada en bisel cortante. Las patas, pequeñas y escamosas, se caracterizan por descansar en dos dedos delanteros y dos traseros, guarnecidos de uñas fuertes; circunstancia que determina su peculiar género de vida, cual es el de trepar a los árboles con ayuda del pico ganchoso.
Alimentaciones. Por su régimen alimenticio es preferentemente frugívoro, sin dejar de comer ciertos granos y semillas de las mieses y que los tritura con asombrosa facilidad con su pico adecuado. Las frutas favoritas que el guacamayo y demás variedades de loros utilizan en la selva tropical, son entre otras, las siguientes: banana, papaya, cayú o anacardio, ocoró, cacharana, guayaba, maracayá, anchachairú, guayabilla, ambaiba o yagruma, paquió o curbaril, tarumá, guapomó y mistol.
Defensa natural. Se defiende del ataque de otros animales arborícolas, poniendo en juego su pico afilado. Se oculta del cazador mimetizándose entre el follaje de la espesa enramada, donde permanece en silencio en las horas del bochornoso calor de mediodía. Al sentir de lejos la presencia del cazador, el guaca-mayo que hace de centinela vigilante comunica a las demás parejas dando su voz de alerta con un ronco ¡A-ra-ra!, y todos, entonces, toman vuelo para cruzar el espacio en pequeñas bandadas.
Por su parte, el “yungueño” y “selvícola” los persiguen sin tregua, en defensa de sus sementeras, las que invaden ocasionando irreparables estragos.
Reproducción, periodo vital. Cada pareja de estas aves da prueba evidente de apego al solar elegido para vivienda, de donde no se aleja demasiado. El tronco hueco de un árbol alto escogido para su nidificación, constituye el punto central de su residencia, donde anualmente, en cada primavera, se instala y pone la hembra dos huevos blancos, de menor tamaño que los de gallina, empollándolos en seguida. Las crías, que nacen feas por su desnudez y fantástica cabeza, son atendidas y alimentadas solícitamente por' ambos padres. Cuando, después de algunas semanas, empiezan ya a emplumar, se prestan para ser extraídos los pichones con fines de crianza y fácil domesticidad, ya que la venta de estas aves cautivas significa un lucrativo negocio en mercados nacionales y extranjeros.
Los loros, en general, tienen un período vital casi idéntico al del hombre, pues llegan a vivir hasta 50 años.
Utilidades y perjuicios. No contentos con las frutas silvestres, invaden, asociados en pequeñas banderas, las sementeras, para dañar los cultivos comiendo las mieses con ayuda de sus dedos prensores. El chacarero, yungueño o selvícola, les hacen al guacamayo y loros, en general, guerra de exterminio en defensa de sus sembradíos, utilizando, al mismo tiempo y como alimento, su sabrosa carne en exquisitos guisados. Nuestros neófitos y salvajes utilizan las plumas vistosas en adornos de vestimenta y construcción de flechas. En la región del Brasil también las emplean para escribir con tinta en papel. Se los caza por ser aves de lujo de gran cotización.
Otras especies de papagayos. En nuestras selvas existen, además, la ararauna, araras (Jacinto y Macao), pericos, tirikas, cotorras americanas, variedades de loros (parlero, choclero, manzanero, etc.) y otras especies.
Consejos higiénicos. Las personas no deben apegar a la boca o a la cara el pico de los loros, porque éstos pueden contagiar la enfermedad infecciosa conocida con el nombre de “psita-cosis” originada por el bacilo de Nocard, que se caracteriza por el estado tifoideo con alta temperatura y complicaciones pulmonares.